Además de ser inteligentes, ¿los móviles son capaces de espiarnos? Nuestros smartphones no dejan de ser tecnología, tecnología que está constantemente conectada a Internet. Cualquier acción o actividad se realiza actualmente en línea y vamos dejando un rastro de datos muy evidente por el mundo digital. Precisamente por eso, la privacidad digital es un tema que no para de ponerse en entredicho nuestra seguridad móvil.

Grandes compañías tecnológicas están bajo el punto de mira en cuanto al uso que le dan a nuestra información personal. Pero, ¿acaso sabemos cuánto sabe Google de nosotros?, ¿es Facebook sincera a la hora de hablarnos de cómo trata nuestros datos?, ¿pueden ser las apps el nuevo “Gran Hermano”?

El funcionamiento del software con la privacidad de la información y seguridad móvil 

Los programas que instalamos suelen ser muy intrusivos para el teléfono móvil y nuestra vida, son los denominados: privativos. A diferencia de uno libre (que va acompañado de su código fuente, lo que da a los usuarios su total acceso y libertad para su distribución, modificación y uso), uno privativo tiene el control sobre el usuario, pues no solamente depende absolutamente de la empresa propietaria, sino que recopila toda la “Data” que tiene sobre él y la seguridad de nuestra intimidad se ve más comprometida. Nuestros historiales de búsqueda, actividad en las redes sociales e incluso archivos como fotos y vídeos, exponen completamente todo lo que “somos”.

Según Richard Stallman, “Hemos logrado liberar ordenadores personales, servidores, supercomputadoras… pero no podemos liberar completamente la informática de los móviles: la mayoría de los modelos no permite instalar un sistema libre. Y eso es muy triste, es un claro cambio a peor en los últimos 10 años”. La señal de geolocalización que mandas a estos dispositivos cada varios minutos, cambios de software a distancia y demás, pueden hacer que los móviles se conviertan en instrumentos que te vigilan y escuchan en todo momento.

Condiciones de uso de las apps

Móvil escucha

Dependiendo de qué uso le demos al móvil, dependiendo de lo que instalemos, nuestros datos están mejor o peor protegidos, pero siempre corren riesgo.

Cuando descargamos una aplicación, casi sin mirar aceptamos las condiciones de uso, lo que, en la mayoría de los casos, significa otorgar el poder sobre nuestros datos a la entidad creadora para su utilización comercial. Si tú estás consintiendo lo anterior, poco pueden hacer las leyes de protección de datos.

Muchas apps gratuitas monitorizan la información y buscan lucrarse con el tráfico de datos. Por eso recomiendan leer cautelosamente los términos y condiciones, para saber a lo que uno se expone. También puede ser muy arriesgado instalar las apps desde plataformas que no son oficiales, mientras que Apple Store o Google Play se sabe que son más fiables.

La seguridad también es nuestra responsabilidad

La seguridad, en gran medida, depende de nosotros. En las redes sociales, por ejemplo, hay que saber medir qué compartimos y qué no. Si toda tu vida está publicada, cualquiera podrá saber dónde estás, a dónde vas, con quién hablas y qué haces. Un ejemplo de lo “desnudos” que estamos ante nuestros dispositivos se aprecia en el caso del asistente de Amazon “Alexa”, que ha llegado a almacenar conversaciones privadas en varias ocasiones en las que se ha activado por error.

Un smartphone nunca será totalmente seguro porque un móvil con acceso a Internet, de por sí, siempre va a acarrear peligros, pero la exposición sí que puede ser menor o mayor dependiendo de su utilización. Las redes sociales, las apps y Google nunca olvidan, no paran de nutrirse a nuestra costa. Todo acceso a información gratuita tiene un precio, y es bien sabido que el suyo son los datos.

Este artículo pretende reflejar superficialmente hasta qué punto puede llegar lo digital a controlarnos (lo lejos que puede llegar todo esto), para que seamos un poco más conscientes del imperio tecnológico que estamos construyendo. 1984 ha llegado en el 2019.

 

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